Como ya hemos dicho en repetidas ocasiones, la imagen de una empresa lo es todo de cara a ganar un nuevo cliente.
Nadie te va a dar una oportunidad si no le gusta lo que ve. Admitámoslo.
Estamos en la era de la comunicación, hemos avanzado a pasos agigantados en este terreno y hay regiones que tienen wifi y no tienen agua potable, pero hay cosas que -si bien han evolucionado y se han transformado- siguen presentes en el mundo empresarial: la imagen es lo que manda.
No vas a encontrar a nadie que diga: “Eh!, por que no le damos el contrato a este tipo que nos ha dado su teléfono en un post it! Seguro que es un gran profesional, aunque no lo pareciera…”
¿Cruel? Tal vez. Pero realista.
Si no transmites la confianza de que haces bien el trabajo en tu empresa, ¿cómo van a confiarte su imagen y, por tanto, su prestigio ¡y su dinero! , a ti?
Este razonamiento es tan básico como práctico y eres muy libre de hacer con él lo que quieras, porque esto es sólo nuestra forma de pensar; ni un consejo, ni aviso, y mucho menos somos unos gurús de la imagen como para que tengas que seguirlo como si de un mandamiento se tratara. Es, simplemente, pura observación de lo que sucede a nuestro alrededor.
Por ello, en lo primero que se van a fijar es en tu presencia y has hacerte notar, sobresalir, diferenciarte, has de ser capaz de de transmitir todos esos valores que predicas en tu eslogan: rápido, eficiente, creativo, original, etc. Sea lo que sea que vendas, se tiene que ver reflejado en ti y tu empresa.
Que duda cabe que aquí no acaba tu labor, sino que has de trabajar según lo prometido (no seas el típico político besaviejas que promete el oro y el moro y después si te he visto no me acuerdo) y NO-TE-OLVIDES-DE-ESTO dar una atención y servicio post venta excelente.
Parece una perogrullada pero muchas empresas una vez te venden su producto se olvidan de que tienen una responsabilidad con sus clientes, aunque ya te hayan endosado lo que querían. Y de esto, la blogosfera está llena de quejas de clientes insatisfechos. ¿Y todo por qué? Porque vendiste una taza que era la más guay del mundo y que se rompió a las segunda lavada y te niegas a cambiarla. No hombre, no. No se puede ser tan cutre.
Pero -como ya hemos dicho anteriormente- para llegar hasta aquí, hasta el momento post venta, primero has de ganarte la confianza del cliente, porque -no nos olvidemos- hay mucha competencia en todos los campos de trabajo y no va a ser fácil; y un buen comienzo para intentar diferenciarte del resto se consigue a través de una imagen corporativa bien ideada. Después, depende de tu trabajo.
Pero la importancia de dar una buena imagen no se aplica solo a las grandes empresas. De hecho, a estas ya se les conoce, así que su imagen va a depender de muchas más cosas que una simple tarjeta de presentación.
Ya seas una Pyme o autónomo, elige bien tu imagen y explota tu potencial a través de ella.
Y todo esto que os hemos contado, amigos, no está relacionado con el dinero.
Olvidemos el mito de que obtener una buena imagen es caro porque no es cierto, y menos en esta época.
Hay agencias que te crujen vivo, correcto. Sin embargo, existen multitud de profesionales que trabajan por un precio muy razonable sin restar un ápice a su profesionalidad. Creednos, no son tan escasos como os pensáis, solo hay que buscar en los foros adecuados.
Así que, ya no hay excusas.
Un buen logotipo, la página web, etc., en general, tu imagen corporativa, la imagen que transmitas, será tu primera baza y no puedes dejar pasar la oportunidad.
Fuente: misedades.wordpress.com